Muere Carlos Hugo de Borbón Parma

He de reconocer que no tengo una opinión formada sobre la figura de Carlos Hugo de Borbón Parma. Si bien, a grandes rasgos y como cabeza del Carlismo, siempre había pensado que se trataría de una persona anclada en el tradicionalismo más obsoleto. Porque sí que he tenido oportunidad de leer sobre este movimiento –e incluso de conocer a algún ancianísimo seguidor de los de antes-, cuyo mismo origen se sitúa en la no aceptación por parte del Infante Carlos María Isidro del reinado de su sobrina Isabel II en el trono de España. Todo ello a pesar de ser la legítima heredera de su padre Fernando VII y en el país regir una ley semisálica, que permitía a Isabel reinar al carecer de hermanos varones. Por ello vinieron guerras civiles que tantos sinsabores trajeron a España y muchas divisiones que aún colean en ciertos aspectos.

Sin embargo, volviendo a la figura de Carlos Hugo, lo cierto es que según muchos expertos, supo relanzar el movimiento hacia tintes democráticos –cuyos ideales serían muy largos de explicar aquí- e incluso presentó candidatura para las primeras elecciones democráticas, aunque fracasó. Su hermano Sixto no comulgó con este cambio y provocó una escisión en el movimiento, poniéndose al frente de los que seguían pensando en el Carlismo como profundamente conservador y guardián del tradicionalismo. Ambas ramas y su lucha desembocaron en los dramáticos sucesos de Montejurra, donde incluso durante la concentración carlista en ese monte se registraron los conocidos fallecimientos a causa de la intervención del príncipe Sixto, apoyado por miembros de la extrema derecha española.

Después de todo ello el Duque de Parma Carlos Hugo llevó una vida más tranquila hasta su fallecimiento por enfermedad. He leído en varias ocasiones que decía no ser pretendiente al trono español y que sólo se sentía heredero del legado de sus antepasados. Pero lo cierto es que si por algo se dio a conocer Don Carlos Hugo en nuestro país, durante la última parte de la dictadura franquista, fue por ser considerado uno de los candidatos a ser futuro Rey de España, cuando ya se apuntaba que a Franco le sucedería alguien a título de Rey y al dictador le gustaba tener relativamente cerca a todo príncipe que aspirase a ello, jugando con ellos a su antojo y haciéndoles concebir falsas esperanzas a todos. Menuda forma cruel de distraerse que tenía el Caudillo. Lo que más punto de seriedad dio a las pretensiones de Carlos Hugo fue su matrimonio con la princesa Irene de Holanda, la segunda de las hijas de la Reina Juliana. Este hecho supuso un gran escándalo para la época pues la princesa tuvo que fugarse y hacerse católica para la boda, además de renunciar a sus derechos al trono holandés.

Las pretensiones de todos los candidatos quedaron en nada con la designación de Don Juan Carlos.  Con el paso del tiempo fuimos sabiendo cada vez menos de Carlos Hugo, tan sólo que en los años 80 se divorció de Irene de Holanda. Algunas veces he visto fotografías suyas durante estancias en España y su presencia junto a sus hijos en actos de la Casa Real Holandesa, con la que mantenía buenas relaciones a pesar del divorcio. En su capilla ardiente en Barcelona –donde ha fallecido- se ha podido ver una corona de flores enviada por los Reyes de España. Aunque chocaba verla al lado de la boina roja con borlón típica carlista que estaba sobre el féretro, cubierto por una bandera española sin el escudo constitucional.

Le sucede como heredero su hijo Carlos Javier, nuevo Duque de Parma, más holandés que otra cosa. Su padre explicó a sus seguidores mediante un comunicado antes de morir que su heredero estará apoyado en sus tías –Mª Teresa, Cecilia y Mª de las Nieves-, alguna de las cuales ha hecho declaraciones a la prensa estos días y leyéndolas no he conseguido hacerme una idea clara sobre su ideario político o social. No sé si porque no son claras o porque ya pertenecen a otro tiempo. En cualquier caso descanse en paz, Carlos Hugo de Borbón Parma.