¿Cómo serán los consortes de las reinas del siglo XXI?

1854:  Queen Victoria (1819 - 1901) and Prince Albert (1819 - 1861), five years after their marriage.  (Photo by Roger Fenton/Roger Fenton/Getty Images)
El príncipe Alberto y la Reina Victoria de Inglaterra.


Cuando ya hayan pasado varias décadas del siglo XXI, la mayoría de los tronos de Europa y las jefaturas de estado que llevan aparejadas estarán ocupados por mujeres. Ingrid Alejandra de Noruega, Catalina Amalia de Holanda, Elizabeth de Bélgica y Leonor de España serán las reinas del futuro junto con Christian de Dinamarca –en principio en único Rey titular-. Y todo ello a la espera de la llegada de la descendencia por parte de Guillermo de Luxemburgo, Guillermo de Inglaterra, Victoria de Suecia y Alberto de Mónaco. Los guillermos son jóvenes aún y no están casados, Victoria acaba de hacerlo y sin duda pronto anunciará la “buena nueva”; y de Alberto nos esperamos cualquier cosa, pues aunque lo más probable es que tenga hijos legítimos ya mayor, podría darse el caso de que uno de los hijos de Carolina haga de regente mientras su primo se hace mayor. Esperemos que no haga falta.

Pero centrándonos en el tema, es curioso comprobar cómo hemos pasado de una generación de herederos en la que la única futura Reina será Victoria de Suecia, a la siguiente, en la que sólo Christian de Dinamarca será Rey por derecho. Los mismo podrá decirse de los consortes. Si ahora Daniel de Suecia está rodeado de princesas, en el futuro la esposa de Christian estará rodeada de hombres consortes…

En la generación de los actuales reyes reinantes puede decirse que ha habido un reparto algo más equilibrado entre titulares y consortes por sexos. Tres de las reinas titulares –Isabel de Inglaterra, Margarita de Dinamarca y Beatriz de Holanda- con sus consortes –Felipe de Edimburgo, Enrique de Montpezat y Claus von Amsberg, respectivamente-; frente a siete reyes o príncipes soberanos titulares con sus reinas o princesas consortes: Juan Carlos y Sofía de España, Alberto y Paola de Bélgica, Hans Adam y María de Liechtenstein, Harald y Sonia de Noruega, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, Henri y María Teresa de Luxemburgo, y finalmente Alberto de Mónaco, próximo a casarse con Charlenne.

Queen Elizabeth II, as Princess Elizabeth, and her husband the Duke of Edinburgh, styled Prince Philip in 1957, on their wedding day. She became queen on her father King George VI's death in 1952.   (Photo by Hulton Archive/Getty Images)
Isabel II y Felipe de Edimburgo el día de su boda.

Como de lo que hablamos en el tema central del post en de consortes masculinos, sin duda el más importante de ellos en la actualidad es Felipe de Grecia y Dinamarca, Duque de Edimburgo. Cumplidor de su papel a la perfección, estamos tan acostumbrados a verlo varios pasos detrás de su esposa la Reina de Inglaterra que casi no le prestamos atención. Mucho se ha hablado y escrito de ciertas meteduras de pata del Duque durante algunos de los actos y viajes a los que ha acompañado a su esposa. Pero la mayoría de las veces están más relacionados con su edad y educación pareja a la misma, que con su trabajo. Está claro que es el mejor de los consortes actuales y sin lugar a dudas es la antítesis de Enrique de Montpezat o de Dinamarca, esposo de la Reina Margarita.

De orígenes menos nobles que Felipe de Edimburgo, Enrique siempre parece haber tenido problemas de autoestima por el hecho de ser su mujer “la importante” de la pareja. Excéntrico y bon vivant, este ciudadano francés hizo famosas sus repentinas ‘espantadas’ de corte de Copenhage. Cuando se le ‘cruzaban los cables’, como vulgarmente se dice, cogía las maletas y se marchaba de viaje o a su chateaux de verano. Y tras él se marchaba la Reina para hacerle entrar en razón y como buena esposa, conminarle a regresar a palacio. La mayor parte de estas espantadas han tenido eco en los medios de comunicación y también han sido famosas muchas declaraciones salidas de tono a los mismos.

Igualmente plebeyo, aunque enormemente discreto, resultó ser Claus de Holanda, esposo de la Reina Beatriz. Tímido y retraído, del rechazo inicial de los holandeses por ser alemán y haber pertenecido a las juventudes hitlerianas, pasó a ser querido y realmente apreciado por su pueblo. Ofreció tres hijos para el trono de los tulipanes y falleció con la misma discreción con la que vivió.

Aunque si realmente me tengo que quedar con un consorte masculino como ideal para nuestras futuras reinas, el modelo es sin lugar a dudas Alberto de Sajonia Coburgo-Gotha, esposo de la Reina Victoria de Inglaterra. Casi sin pretenderlo, hizo como un molde de lo que debía ser el marido de una reina. Fuerte de carácter, buen consejero, mecenas de la cultura, ejemplar esposo y padre, gran gestor… y por encima de todo excepcional servidor de su Reina y de los intereses de su país –aún cuando en su caso era su país adoptivo-. Cualquier corte europea suspiraría por un príncipe consorte de estas características.

¿Cómo serán los consortes de estas niñas que en el futuro serán las reinas de Europa? Cuesta vislumbrarlo, como cuesta vislumbrar cómo serán las sociedades del futuro, sus necesidades y anhelos. A lo peor algunos de estos países ya no es Reino, aunque por su bien espero que sí. Si algo está ofreciendo estabilidad en los países con reyes es precisamente eso, su forma de Estado. ¿Qué sería de Bélgica si no?.

En el mejor de los casos espero que todas ellas consigan casarse por amor y que tengan suerte eligiendo, pues ya por el hecho de ser mujeres tendrán en algunos casos más problemas –seguro que en España sí-. Nuestro último ejemplo en España de Rey consorte fue Francisco de Asís, marido de Isabel II, y la cosa no pudo ser más desastrosa. Aunque consortes mujeres también las ha habido ‘ranas, fíjense en María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. Otra lección de la historia en estos dos últimos casos: la pertenencia a la realeza no te hace mejor profesional de la cosa. De la realeza o no, lo que la sociedad pedirá sin duda a estos futuros consortes será ejemplaridad en el desempeño de sus funciones. Espero que lo veamos…

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